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Hay veces en que reconocer un talento resulta sencillo. Por claro, directo, luminoso y perceptible a la distancia. Solo es cosa de contactarse con él. Desde temprano, lució su exquisitez interpretativa. La armonía y perfección al servicio de la creatividad.
Cuando nacía allá por el 23 de julio de 1959, no lloró. Solo cantó al mundo, como expresión de arte que necesita manifestarse. El es uno de los artistas elegidos, dentro del rock nacional. Comenzó tocando el bajo en Madre Atómica. Fue por el «74», en que ingresó en lugar de Rubén Alcaraz. Junto a Lito Epumer (guitarra) y Juan Carlos Fontana (batería), se convirtieron en suceso del under rockero.
Allí empezó a gestarse la historia de uno de los bajistas más talentosos de la escena argentina. Luego reemplazó a Alex Zucker en Alas, uno de los grupos que fusionaron el rock con aires tangueros. Allí compartió junto a Gustavo Moretto (teclados y vientos) y Carlos Riganti (batería) una experiencia progresiva por naturaleza.
Pero en 1977 es requerido por Raúl Porchetto, ingresando a una propuesta nueva. A esa altura el público lo divisaba como una promesa destacada. Pero el reconocimiento masivo vendría al año siguiente. Fue cuando Charly García y David Lebón lo invitaban para que junto a Oscar Moro viajara a Brasil para conformar una banda que marcaría diferencias con el resto de la época.Fue entonces que demostró ante el gran público toda su destreza y sabiduría. Luego de años de giras, recitales, estadios llenos de fanáticos y varios discos, eligió un rumbo diferente. Grabó en 1982 su primer trabajo discográfico para luego, emprender viaje a Estados Unidos, para perfeccionarse musicalmente.
A su vuelta, se reencontró con su público presentando su LP en el estadio Obras. Si bien había recogido una buena experiencia, el llamado de Pat Metheny para realizar giras, lo marcó definitivamente como un músico elegido. Por esos tiempos grabó «First Circle». En 1985, generó su segundo disco solista.
Siempre con el sello de alguien de espíritu inconformista. Una persona que siempre supo lucir su talento a nivel internacional. Pero que a la vez nunca resignó el ámbito local.
Por ser alguien con una vocación fácilmente detectable.
La de un artista elegido por la música.
RD
