«RETRATOS EN LA CIUDAD» – ENTREVISTAS RADIALES. HUGO YORI , HISTORIETISTA

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Días pasados el coleccionista Carlos Benavides, quien recolectó una pinacoteca extraordinaria tan sólo de artistas plásticos de Quilmes, publicó un hermoso dibujo a bolígrafo de Hugo Yori: historietista, creativo, difusor de la cultura y aventurero soñador, quien en setiembre de 2004, fue entrevistado por Cristina Oller y Ricardo Debeljuh en el programa «Retratos en la Ciudad», que luego se hizo libros. Continuando con los reportajes publicados en ese presentamos aquí a Hugo Yori, quien dejó un secuela de arte en nuestro «surgranbonaerense» y en la CABA. Esta entrevista que ya tiene 12 años, está vigente en esencia y es la última de RETRATOS EN LA CIUDAD libro publicado en 2006, por la editorial JARMAT

CRISTINA OLLER.– Nuestro invitado de hoy es Hugo Yori, historietista, dibujante, un hombre de la cultura; a quien vamos a retratar para conocer su espíritu. 
HUGO YORI.- Buenas noches a todos. Gracias por la invitación. Seguro que la vamos a pasar bien. 
RICARDO DEBELJUH.– Seguro que sí. ¿Te podemos definir como caricaturista? 
H.Y.- Más acertadamente se emplea historietista. Porque el caricaturista es el que hace rostros. Hago historietas y, además, ex publicista. Trabajo que ya abandoné. 
R.D.- ¿Qué pasó? 
H.Y.– Me cansé. ¡Después de veinte años! Hice trabajo para muchas empresas pero siempre free – lance. 
R.D.- Contanos como empezaste con la historieta. 
H.Y. – Todo historietista, todo dibujante, cuando tiene 3; 4; 5 años comienza a dibujar en las paredes y los pisos de su casa; y yo lo hacía con una tiza. 
C.O.- ¿Y mamá rezongaba? 
H.Y.- No, por el contrario. Ella fue quien más me alentó. Tenía condiciones innatas como muchos artistas. Unos luego hacen de eso una carrera, otros no. Ya desde la primaria me destacaba, no digo si dibujaba bien o mal, pero en el grupo fui el único que hizo de esto una profesión. Es una pasión. Erróneamente se suele considerar a la historieta arte menor. En Europa, por el contrario, es arte mayor. Y los mejores historietistas de Latinoamérica son argentinos; como por ejemplo Horacio Altuna, autor del “Loco Chaves”; que se fue a España pues aquí no se lo valoró como merecía.
C.O.- Para mí, el más grande es Quino. 
H.Y.- Es bueno lo que decís. Quino es un grande porque creó un personaje universal con Mafalda y toda la zaga en torno a ella. Altuna no sólo se destaca por su pluma, sino por la variedad y la riqueza dramática que tienen sus personajes. Ganó el Premio “Lápiz de Oro” como el mejor historietista de Europa. R.D.- ¿En nuestro país se puede vivir de ese trabajo? 
H.Y.- En nuestro país si no se puede vivir de la historieta se pueden hacer cosas fuera de lo convencional. Yo saqué la historieta a la calle. Fue en «el 82». “La Gran Historieta”. Fue una experiencia extraordinaria. Participó Juan Carlos Altamirano, otro gran historietista de Quilmes. Una cuadra de historieta en una bobina donada por El Sol. Un mes de trabajo. Comenzó a las 8 de la mañana de un sábado. Los globos – para que sepa la gente, es donde se coloca el texto de cada personaje – de cada cuadro estaban vacíos y con marcadores dispersos por el piso, más de 100. Se le proponía al público completarlos con todo tipo de texto. Lo hicieron con total libertad e imaginación. Muy pocas cosas peyorativas. A las 12 del mediodía era un mar de gente. Yo, mientras tanto, me metía entre la gente, motivaba y charlaba sobre lo que escribían. Es una forma de popularizar la historieta. Fue filmado inclusive por Alejo Apcega, un cineasta de la zona ya fallecido. Cuando se hizo en la calle Florida en «el 83», fue doblemente exitoso. Resultó muy divertido pues cuando se extendió el rollo de la historieta vino la policía y me quería llevar con todo, no había permiso, pero cubierto por “Siete Días”, una revista que ya no existe más y que me estaban haciendo una nota, se convencieron y nos dejaron. Porque era tan sólo un papel, no era que iba a vender algo. Luego se hizo lo mismo en el Centro Cultural Recoleta y en el Teatro Gral. San Martín y para el programa “La Campana de Cristal” que conducía Nelly Raymond hicimos frente a los “36 billares” una Gran Historieta con otros historietistas entre los cuales estaba Doval del diario “La Razón”. La finalidad era, de lograrse el desafío, beneficiar a una institución de bien público.
Pero lo interesante de todo esto es el deseo de la gente de participar en la creación; ya sea una historieta o una obra de teatro. El arte hay que sacarlo a la calle. La historieta es transgresora pues a diferencia de la pintura, que requiere una actitud contemplativa, es participativa pone en actividad al lector-observador. Al poco tiempo que concluí eso la revista de Cacioli, “Humor”, puso un pizarrón en la calle Florida con similar propósito. Lo que me hace sentir orgulloso de la originalidad de mi iniciativa.

R.D.- ¿Y se podría hacer eso mismo, hoy en Quilmes?

H.Y.- Me propusieron hacerlo, pero no encontré apoyo. Es difícil. Ni se puede comprar 100 marcadores ni“El Sol” puede regalar 100 metros de bobina. Es otra época. Pero me gustaría mucho volver a hacerlo. Tendría que encontrar sponsor. 

R.D.- ¿Cuál sería tu concepto de historieta? 
H.Y.- La historieta estaba en las cavernas, en los jarrones griegos, en los muros de los templos egipcios. Es milenaria. ¿Definirla…? Llegó a cumplir un rol formativo. Recuerdo de chico las “revistas mexicanas” (SEA) que coleccionábamos y nos las intercambiábamos entre aficionados. Y luego “Paturuzú” con sus personajes: Isidora, Upa. Un día mi papá, nos compró un proyector “Jugal” con dibujos animados de esos personajes, que ahora se están re-conociendo, recuperando y de los que, entonces, hasta Disney tomó ideas. Se llevó dibujantes argentinos a sus estudios como a Molina Campos. Acá hay dibujantes extraordinarios, a veces me vienen a consultar chicos con trabajos espectaculares.
El año pasado en el encuentro provincial “Arte Joven de la Provincia” nos convocaron a Juan Sasturain, Jorge Moraín un guionista que trabajaba con Hoesterheld – maestro de maestros -, y a Breccia, que fue un uruguayo que vivió toda su vida en la Argentina, un monstruo en su género, que rompía todos los convencionalismos usando cepillos de dientes para manchar, clavos, un hombre totalmente atípico con una obra insuperable; y a mí con la propuesta de coordinar una tarea dirigida a todas las escuelas de la Provincia para que se motivara a los alumnos en la historieta. Llegaron trabajos de todos los rincones que luego de seleccionados se reunieron en este libro que tienen aquí y que por impedimentos lógicos el oyente no puede ver. Luego se hizo un taller en el Teatro Argentino de La Plata. Los trabajos destacados se premiaron en Mar del Plata y tuvieron su publicación que se distribuyó en todas las bibliotecas populares y escolares de la Provincia. Lo cual es un gran aliento para los jóvenes creadores. Allí también hice una Gran Historieta, en el Auditorio, 30 metros, y se transmitió por el Canal 8 de Mar del Plata y muchos otros medios periodísticos; volviendo con ese circo que me dio muchas satisfacciones. 
C.O.- Vamos a escuchar a Louis Amstrong en “Moon Laigh Bermond”, “Cien años de swing, los maestros del Jazz” y luego seguimos con Hugo Yori…
C.O.- Hugo trajo maravillosos trabajos. Lástima que no se puedan ver a través de la radio. Yo me voy a quedar con un Soñador, ¿Y vos, Ricardo? 

R.D.- Yo con un “Cafetín”. Contanos de “Cafetín”.

H.Y.- Es un publicación que saco desde hace diez años, transmite la cultura del “Café”, que entre nosotros los argentinos es muy fuerte. En “Cafetín” son los Cafés de Buenos Aires, pero tanto en Quilmes como en cualquier pueblito del interior que tenga su “Café”, sucede lo mismo. Lo que pasa que la movida literaria en los cafés es muy porteña. En él publico textos de autores reconocidos como ignotos que escriben tan bien como los prestigiosos. Esa es mi satisfacción más grande. Me cuesta mucho sacarlo porque todo lo que sea literatura no es redituable, de modo que no cuento con mucho apoyo. Pero las cartas que me llegan los libros que me envían me dan mucho aliento.
La idea me surgió porque fui un habitué consuetudinario de los Cafés, allí iba a dibujar. La tacita del logo la compré por $ 1 en un Café de Quilmes que se llamaba “Barbotina”  atendido por su dueña la Negra Maida. El periódico se distribuye en todos los Cafés de Buenos Aires: el “Tortoni”, “Treinta y seis billares”, “Bar Suárez”, “Café Dorrego”, donde incluso los han enmarcados y cuelgan de sus paredes.  Un día me llama una señora por teléfono y me dice “quiere hablar con usted el señor Horacio Ferrer”. Se imaginan mi asombro. Resulta que en una oportunidad saliendo de la Academia del Tango que está al lado del Tortoni, vio Cafetín, le interesó mucho y me pide que él quería estar allí. ¡Con esa postura y esa impostación de voz tan poética y singular que lo caracteriza! Y por varias tiradas se publicaron trabajos suyos. Sin dinero de por medio. El único acuerdo fue, que dado que la Academia del Tango tiene vinculaciones con todas partes del mundo, yo les entregaba 500 ejemplares que ellos distribuían internacionalmente. Me llegaron cartas de España, de Bruselas, Holanda, París. Mi orgullo es que el diario nació en Quilmes y yo tengo una fuerte identidad quilmeña. Esa es la pequeña anécdota que produjo “Cafetín”.
Y ahora se creó el “Premio Cafetín de Buenos Aires” que es una tacita con café falso, sólido, adentro, sobre una base de madera, que pesa aproximadamente un kilo y representa ese vínculo del hombre de Buenos Aires con el Café y la tacita compañera que fue y es inspiración de tantas obras geniales en todos los campos del arte y la cultura de los porteños. 

C.O. – Bueno, ahora hay que hablar del Soñador; de lo que hiciste en la UNQUI. 
H.Y.- Todo empezó cuando hacía “El Fana” en el programa de televisión “Polémica en el fútbol”. Fue un éxito para mí, pues el personaje fue muy conocido, me reconocieron a mí y a Quilmes. Luego me tomé un descanso de la historieta. Y recientemente, hace dos años, sobre la base del personaje protagónico y arquetípico me surgió “El Soñador de Sueños”. Es un adolescente que viene de un universo propio y que representa los sueños postergados de los chicos, sus deseos y esperanzas. Hace dos meses en la UNQUI, con 70 chicos de un comedor barrial trabajé sobre los sueños y por supuesto las pesadillas. Hicieron mucha catarsis y escribían sobre las propias pesadillas y las ponían en la bolsa que carga el personaje a su costado y se llama “Atrapapesadillas” y con la trompeta que lleva a su espalda convoca a los soñadores y con el globo viajero se trasladan en las ondas de los sueños y los chicos allí colocan los sueños buenos. Me habían dado el aula mayor de la UNQUI y estuvimos casi cuatro horas trabajando.
La historieta del Soñador intenta influir en el ámbito psicológico, didáctico y lúdico. Juan Miró dice “Nunca sueño cuando duermo, sino cuando estoy despierto”. El Soñador es un disparador múltidireccional. Hoy el artista debe articular con muchas cosas pues la variedad de la vida es incalculable. La licenciada Mabel Coutada, que es una persona encantadora, fue una excelente anfitriona. Y los chicos tuvieron la oportunidad de algo nuevo. Entrar en el mundo de una Universidad despierta en el niño proyecciones de futuro. Que la Universidad salga de su burbuja académica es imprescindible. 
C.O.- Y seguimos con el jazz. Que a Hugo lo acompaña cotidianamente en su taller de trabajo.
……………. 
R.D.- Cuando presentás un personaje de historieta como El Soñador, ¿Cómo, de dónde partís, de qué idea despegás? 
H.Y.- Yo no busco a los personajes, ellos me encuentran partiendo de mi bagaje personal de experiencias y conocimientos. Fue una elaboración de siete meses. Ardua. Con más de un centenar de trabajos desechados. Hasta crear… 
R.D.- Cristina nos va a leer algo… 
C.O.– Fragmento de “El Soñador de Sueños”: Era una noche como todas. Preparó su globo viajero, cargó en su bolsa el Catasueños y su trompeta llamadora de niños soñadores. Dio un salto y, siendo su cuerpo tan liviano como el aire, se metió en el canasto de su globo sabiendo que una larga noche le esperaba:
– ¡Niños despierten, nuevos sueños les llevo esta noche!
Le dio a su globo la orden de zarpar y voló lentamente por las ondas de los sueños. Los niños lo aguardaban impacientes y una nueva noche llena de aventuras los esperaba…”

C.O.- ¿Cómo va a ser la llegada al público? 
H.Y.- Estoy terminándolo. La idea es que se trabaje como taller en los colegios. Que no sea solo materia de lectura. Que sea disparador de la imaginación y de la creatividad de los chicos. Que los motive a escribir cuentosueños y los envíen a otros chicos de otras escuelas del país que, supuestamente, los llevarán en ese globo imaginario. Es un motivador de la lectura y la expresión escrita en los niños y de terceras cosas. 
C.O.- A mí me gusta como en algunas escuelas se está trabajando en este aspecto. De nuestra época a esta parte se avanzó mucho en este sentido. Los petisos escriben, dramatizan, hacen sus propias obras de teatro, cuentos de terror. Lo sabemos por nuestros propios petisos que van a la escuela pública, la Escuela N° 19. 
H.Y.- Trabajan muy bien en esa escuela. Por cierto. 
C.O.- A propósito, felicitaciones por Ornella. 
H.Y.- Mi hija es un personaje. No es físicamente parecida a mí pero tiene muchas de mis inquietudes. Le gusta dibujar, es entusiasta. No quiero que sea como yo, pero me halaga que elija mis mismas cosas. Kevin, es macanudo con otras inquietudes muy positivas como la electrónica y el deporte, por cierto. 
C.O.- En resumen ¡Esto plasmaría fenomenalmente en las escuelas como material didáctico! 
H.Y. – En la Dirección de Bibliotecas Populares de la Provincia me propusieron trabajar esto como taller para maestros. Aún no lo pude hacer pues no tenía cerrado el proyecto. Pero pronto… 
R.D.– ¿A qué edad conviene iniciarse en el dibujo? 
H.Y.-  No hay una edad definida. Hay que tener constancia, seguimiento. Y, además, y sobre todo, ocuparte y preocuparte por el propio bagaje cultural, la asimilación de lo que se llama cultura general. Porque podés empezar a dibujar a los cinco años porque tenés condiciones innatas, pero a eso hay que agregarle la experiencia para incrementar la creatividad, el alto vuelo para crear personajes como: “El Loco Chaves”, “El Nene Montanaro”. Como Langer que ahora tiene la historieta “La Nelly”. El texto lo puede hacer un guionista en un trabajo compartido. En este caso yo estoy haciendo las dos cosas lo que me da mucha satisfacción. No hay una edad determinada para iniciarse en este campo. Es verdad que hay más varones que mujeres historietistas. Si bien entre ellas hay muy buenas guionistas. La mujer hace una historieta más sensible, poética, a diferencia del hombre que tiende a lo épico. 
C.O.– ¿Qué opinás de Fontanarrosa? 
H.Y. – Un genio. Un hombre absolutamente autodidacta. Al que se le suma el humor. Un genio como Quino, Breccia, Caloi y toda una camada nueva. La realidad actualmente da tantos temas, mucho más que en nuestra generación. Yo tengo 55 años. Y sin tantas inhibiciones como teníamos nosotros. Pienso que Creatividad y Filosofía deben ser materias desde la primaria. 
C.O.- ¡Fue bueno haber invitado a Hugo Yori! Debemos pedir segundas partes. Muchas gracias. 
H.Y.- El agradecido soy yo y espero que el oyente se haya sentido satisfecho.

{1} Se puede adquirir en la farmacia de la esquina de Mitre y Brandsen o en la Biblioteca Goyena, San Luis 948 e/ Larrea y Azcuénaga.

Entrevista: Cristina Oller y Ricardo Debeljuh
Desgrabación, Chalo Agnelli
Dibujos: Pinacoteca “Julio Fernández Villanueva» y Pinacoteca de la Biblioteca Pedro Goyena de Quilmes Fotos de Chalo Agnelli

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