Hay historias que son clave para una generación. Y hay veces que para entender el camino trazado por miles de almas en el momento de un país, hay que remitirse al nacimiento mismo de un movimiento cultural. En este caso del bien llamado, Rock Argentino.
“Hubo un tiempo que fue hermoso”, allá por fines de los sesenta, comenzaba a gestarse en el mundo un movimiento no solo musical, sino también una nueva forma de expresión y de pensamiento que entremezclaba poesía, filosofía y una visión de la vida que no tenía lugar para la sociedad de consumo. Eran tiempos de nuevos ritmos y de una visión más idílica del mundo. Liderados por Los Beatles desde Inglaterra, nacía esa nueva conciencia que revolucionaría casi de inmediato el horizonte juvenil. En Argentina, hasta ese momento, solo se conocían intérpretes dedicados o bien a expresiones tan solo de moda, o a versiones en inglés que no eran representativas de nuestra cultura. Lentamente comenzaron a observarse en algunos lugares puntuales de Buenos Aires, reuniones de jóvenes de pelo largo, en busca de un estilo musical diferente, con una propuesta estética y filosófica opuesta a lo establecido hasta ese momento. Así fue que surgieron grupos de rock que lograron un sonido propio, personal y con letras en castellano. En 1967 Los Gatos, comandados por Litto Nebbia, son los encargados de aportar el primer triunfo discográfico resonante para un rock cada vez con más seguidores incondicionales. Con el simple “La Balsa / Ayer nomás”, superaron en ventas las doscientas mil copias. Así, se convertirían en la primera agrupación que alcanzó giras permanentes, popularidad y éxito comercial.
Con Moro (batería), Galiffi (guitarra), Fogliatta (teclados) y Toth (bajo), Nebbia supo encontrar un lugar destacado entre los pioneros del rock nacional. Otros dos grupos fueron creciendo diferenciados entre sí: Almendra, integrado por Luis Alberto Spinetta (guitarra), Edelmiro Molinari (guitarra), Emilio Del Guercio (bajo) y Rodolfo García (batería) fue entre 1967 y 1970, sinónimo de música elaborada, derroche de poesía y calidad instrumental. Desde la edición de su primer simple “Tema de Pototo / El mundo entre las manos” en 1968, se instaló como la banda de mayor fineza a la hora componer.
Mientras, Manal, compuesto por Javier Martínez (batería), Alejandro Medina (bajo) y Claudio Gabis (guitarra), se destacaba por sus letras urbanas y su música blusera, áspera y pesada. Su primer simple “Para ser un hombre mas / Que pena me das” fue editado en 1969, y de ahí en mas, el grupo se convirtió en representativo del ala rockera mas fiel al paisaje ciudadano y marginal.
Así, el rock nacional fue generando un espacio en busca de su propia identidad. Era hora de transitarlo…
Ricardo Debeljuh