RICARDO SOULÉ.– También yo. Por estar con ustedes y tener mi primer contacto con los medios luego de haber estado seis meses viviendo en España. Además, de estar nuevamente en mi ciudad.
R. S.- Y, los argentinos. Los extraño mucho, a pesar de que cuando uno está acá no se da cuenta. Yo tengo un cariño tan profundo y una identificación tan profunda con la Argentina. Primero por ser argentino, por haberme desarrollado acá, porque mi mujer es argentina, por mis hijos que tienen mucho de esta tierra, aunque alguno tiene algo de “galleguito” también. Se extraña el lenguaje de los argentinos y hasta la problemática, porque te acostumbraste a lidiar con cosas que no se pueden resolver, pero que finalmente son parte del menú cotidiano.
R.S.- Tengo muchos recuerdos. Tuvimos la posibilidad de contactarnos con personajes que luego fueron emblemáticos. Conocimos a Javier Martínez y Claudio Gabis, cuando recién empezaban. Fue muy fuerte la impresión que nos dio Manal, por estar en una dirección similar. En esa época teníamos contacto físico, sino a través del éter. Nos dimos cuenta que estábamos en una misma corriente, como nos pasó con Almendra, con Arco Iris, con Los Gatos. Esto nos llevó a conocernos. Nosotros a ellos y viceversa. A través de los años se incrementó nuestra amistad. Estuve con Claudio Gabis en Madrid, y con Gustavo Montesano, de Crucis; y pudimos rever nuestros lazos de unión de una perspectiva más desarrollada, por estar mayorcitos todos. Pero con un fondo verdadero. Ahora, es nada más que poner los primeros compases de “Avellaneda Blues”, y decirnos ¡Esto es maravilloso!
R. S.- Cuando decís “el tango”, entiendo la figura, básicamente es “lo auténtico”. Te referís a que es un blues totalmente auténtico, en cuanto al argumento. Porque nosotros estábamos acostumbrados a escuchar blues que hablaban de Chicago, y éste blues nuestro habla del Docke, de Avellaneda, de los trabajadores.
R. S.- De lugares muy reconocibles. Por ejemplo, cuando jugaba al fútbol, iba a Dock Sud, y esperaba turno para jugar, ya que participaban varias divisiones. Nuestro equipo jugaba cerca del mediodía y entonces con varios muchachos caminábamos esperando el turno; y les aseguro que veía la descripción que luego hizo Javier Martínez del ámbito y era exacta.
Entonces, DJ era una compañía que nos había apoyado, pero aparece la posibilidad de trabajar en CBS, que nos ofrecía otra distribución y otra difusión. Para conseguir nuestra libertad, debíamos sacar un disco. Se nos ocurrió hacer uno en vivo y creo que fue uno de los primeros grabados en vivo en Argentina, allá por 1971. En ese momento estábamos trabajando con Carlos Robertone, que según Spinetta era el Rober Buda, porque era muy gordo, con mucha panza y era el que hacía los equipos de sonido. Teníamos unas columnas de cuatro parlantes Lea de 12 pulgadas, industria nacional, en cada costado. Y ese era el sistema de sonido, en donde salía todo, voces, instrumentos, todo por ahí. Robertone tenía un grabador de dos canales y no nos hacíamos demasiado el coco, tocábamos y listo. La idea era grabar presentaciones de una gira nacional, en este caso fue en el Club Estudiantes de Tucumán. También en el Teatro Argentino, en el Coliseo y en Córdoba. Fue una experiencia hermosa, haber grabado en vivo y plasmar esta aventura con elementos de trabajo muy rudimentarios, pero llenos de ilusión y de amor. Así que esto me trae unos recuerdos preciosos.
R. S.- Sí. La última vez que vi a Moris fue en septiembre del año pasado (2002) en el Festival de La Falda. Estuvimos casi todos los de la primera época, Moris, Pappo, Spinetta, Miguel Cantilo, David Lebón, Pajarito Zaguri y yo con mi banda. Estábamos en las sierras sentados, comiendo contando historias y Alejandro Medina se levanta, señala a Moris y le dice, “éste es mi maestro”. Y entonces Moris muy sólido y bien plantado le responde “¿y por qué?” Y por haberme enseñado a tocar la guitarra de esa forma, con esos acordes provenientes del jazz. Entonces se pusieron a tocar canciones de tono jazzístico. Y lo reconocen como el maestro de la guitarra de todos estos personajes del rock nacional. Sin embargo, vos lo ves a Moris, y lo ves con una naturalidad y serenidad, con el status que le dan, Los maestros son así.
R. S.- Tengo otra anécdota que ocurrió en éstos días.
R. S.- Desde el punto de vista histórico Argentina tiene un peso específico mayor al movimiento español. Yo le pido a los que nos escuchan, que lo estoy diciendo con total honestidad, o sea, no es un arrebato de fanfarronería nacionalista. Porque hemos tenido la suerte de tener en nuestro país, una base musical y una tradición cultural muy sólida. Mientras que en países como España han tenido una decadencia catastrófica durante décadas desde lo artístico. Entonces, nos colocaron en una situación privilegiada, sobre en los años 60 y 70 que no es igualable a otro país de habla castellana.
R. S.- Creo que tenemos una personalidad definida en cuanto a la comparación con otras etnias. En el caso de España por ejemplo, es típico que los trabajos de la construcción lo hagan ecuatorianos, colombianos y algunos polacos. Los argentinos en general están vinculados con la faz artística, sea música, cine o teatro. También al deporte, especialmente al fútbol. Es decir, estamos definidos, visto hacia fuera. En cambio, visto hacia adentro, tenemos una problemática muy complicada, que nos va a llevar el tiempo que nos tome, darnos cuenta quienes somos, y porque estamos así.